Condenados desde el nacer,
con las manitas atadas
y la cabeza en la ranura
esperando la guillotina,
la guillotina del hambre
que aferrada a su pecho
y sentada en sus barrigas
se alimenta de ellos mismos,
mientras esa guillotina
atraviesa sus fragiles cuellos
y llega asta sus gargantas
desgarradas de dolor
y del llanto que es su vida
con las manitas atadas
y la cabeza en la ranura
esperando la guillotina,
la guillotina del hambre
que aferrada a su pecho
y sentada en sus barrigas
se alimenta de ellos mismos,
mientras esa guillotina
atraviesa sus fragiles cuellos
y llega asta sus gargantas
desgarradas de dolor
y del llanto que es su vida
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