Traspasado por un soplo,
por la humeda y suave brisa
y el aroma de un aliento,
o abrazado en un abrazo,
como abraza el astro Sol
y formar ya parte de otro.
Señalado por un dedo,
tal cual si culpable fuera,
como si la culpa es algo.
Ignorado, como nadie,
que ni el viento pasa cerca,
sueltecito y sin enredo.
Encadenado, como un potro,
listo siempre ante el dolor
aunque te haga mil pedazos.
Engañado como un tonto
sin caber en la camisa
y pa lo que sobre un escoplo.
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